BODA DE ANI Y DANIEL
Mi primera visita fue al novio; madre y hermano acompañaban y ayudaban al Daniel a calmar sus nervios, y prepararse para la ceremonia en la que ella y él quedarían unidos para siempre.
En esta primera parada pude comprobar como todos estábamos nerviosos, incluso yo, puesto que, siempre, al comienzo de un evento, los nervios afloran, es el primer estado que yo entiendo como buena señal, pues sabes que las imágenes que salgan serán las tuyas, las fotografías que tomes serán las tuyas, y si no estás concentrada y 100% atenta, habrá fotos que eches de menos al final del día. Las bodas son un trabajo arduo no sólo por la extensión de las mismas, sino por el compromiso que cuerpo y mente adoptan para no dejar escapar gesto, risa, broma alguna.
Una vez terminadas las fotos en casa, nos condujimos a la Iglesia de la Vera Cruz de Segovia, donde todos los invitados saludaban y abrazaban al novio, algunos también, bromeaban dando pésames a Daniel.
Finalmente llegó la novia y pudimos comenzar con la ceremonia, muy animada, por cierto, pues el parroco puso su granito de «arroz» en su discurso, sacándonos risas y sonrisas.
Al finalizar la ceremonia pudimos disfrutar de los bailes regionales segovianos, con sus jotas, saltos y construcciones humanas.
El convite y cena discurrió como se esperaba, con muchos regalos y sorpresas. Fue un día de disfrute, de lo que destaco la organización, tanto de los novios como de los amigos/as.
Aquí os dejamos una muestra de la velada.